Todas las relaciones atraviesan momentos de dificultad y es natural que aparezca la desconexión. Muchas veces, el problema no es solo lo que ocurre, sino cómo lo vivimos, cómo respondemos y cómo se entrelazan dos historias de vida y aprendizajes diferentes.

La terapia de pareja no es un último recurso, sino un espacio neutral y seguro donde ambas personas pueden expresarse sin juicios. Aquí se trabaja para comprenderse mejor, revisar los recursos que ya existen en la relación, identificar dinámicas repetitivas, explorar diferencias y resolver conflictos.

Se abordan temas como los celos, la sexualidad, el distanciamiento emocional, las discusiones recurrentes o decisiones importantes. El objetivo no es buscar culpables, sino promover el entendimiento, la empatía, una comunicación más clara y la capacidad de formar equipo.

Incluso cuando existen dudas sobre la continuidad del vínculo, la terapia acompaña procesos de cierre o redefinición de manera más consciente, respetuosa y menos disfuncional.

Ambas personas participan en las sesiones (89 minutos), que pueden complementarse con encuentros individuales (59 minutos) según se requiera.